Cuestionarse cosas es síntoma de no dar nada por hecho y de que los escenarios donde nos movemos permanezcan abiertos a cambios.
Repetir errores, o incluso no haber aprendido de experiencias anteriores, resulta bastante frecuente para todos, incluso para los más “listos” de la clase.
Sin embargo, las organizaciones, y quiénes formamos parte de ellas, podríamos extraer conclusiones de nuestras experiencias introduciendo como hábito, a modo de reflexión, una pregunta tan simple como: ¿qué estamos aprendiendo de esta situación?
Ante algo que no funciona, uno puede hacerse a sí mismo esa pregunta y también hacérsela a sus colaboradores. Esto último, sin embargo, conlleva cierta habilidad para escoger el momento adecuado, ya que abordar esa cuestión y profundizar en la respuesta requiere dejar algo de espacio y tiempo para que la reflexión conduzca al descubrimiento.
Algunas sugerencias para probar:
Cuándo preguntar. Si lanzamos la pregunta al inicio de una reunión, se puede una cierta presión por tener que encontrar una respuesta rápida que dar. La pregunta se puede lanzar al finalizar el tema de la reunión, y dejar que durante el día o días hasta el siguiente encuentro, se reflexione y se encuentre una respuesta clara que poder compartir.
Cómo preguntar. Lo ideal es comenzar haciendo un resumen de la situación –Lo que se esperaba conseguir; en el punto en el que se está; y cómo se ha llegado hasta ahí. Conviene dejar fuera las emociones y limitarse sólo a exponer los hechos.
A quién preguntar. Dar espacio a distintas voces del equipo. Si no se puede preguntar a todos, procurar preguntar a alguien distinto cada vez. Los más retraídos suelen aportar claves interesantes si se les da oportunidad.
Comenzar por lo positivo. El equipo quiere oír lo que tienes que decir. Mejor por los logros y lecciones positivas. El riesgo de hacer una pregunta de estas características es que puede sacar a la luz los fallos o defectos, lo que puede alejar de utilidad el propósito inicial, si los logros no son reconocidos previamente.
Evitar culpabilizar. Tener en cuenta que la pregunta “qué estamos aprendiendo de esto” es muy distinta a “quiénes son los que han fallado”. Estás buscando respuestas para cambiar comportamientos e incrementar el potencial de éxito en el futuro. Por ello, resulta fundamental enfocarse en los hechos y en los procesos, no en las personas.
Esther Lobo – Socia Cataliza
elobo@cataliza.org www.cataliza.org
Que bueno lo de incluir los logros!! Demasiado a menudo, enfocados en las cosas a mejorar solo nos dedicamos a ventilar errores y nuestra intención de aprendizaje acaba convirtiéndose en un tirón de orejas o al menos asi lo perciben nuestros interlocutores.
fiscalice
Focalicemonos en lo positivo y si no aprendemos, al menos mejoraremos la energía del equipo y su motivación
Gracias