Dicen que el cambio es una constante. Que sin darnos cuenta, aunque no nos movamos el mundo va cambiando, nuestro entorno, nuestro contexto. La reunión individual nos permite dejarme llevar por el que acompaño, como hoy frente a la página en blanco.
En Cataliza, llevamos procesos de coaching ejecutivo o de maternidad o de transiciones o de mejora de la fuerza de ventas o de herramienta de ayuda a recién promocionados. De 7 o 10 sesiones, así profundizamos en sus objetivos profesionales y personales, abrimos cajas de Pandora. .. De esta manera, por ejemplo con los recién promocionados, ahondamos en sus primeros pasos y acompañamos para evitar errores por la inexperiencia.
También disfrutamos y nos encontramos en nuestra salsa en la dinámica del grupo, acompañando su momento, sus emociones, sus sueños más ocultos. A veces, ayudamos a crear una red de mentores internos, previamente seleccionados y que convertimos en mentores profesionales, mejorando la productividad de la compañía, evitando gastos externos.
En todos los casos, nuestro diferencial es que nos apasionamos con el cliente, nos metemos en su cultura, en sus oportunidades, en sus fortalezas y hacemos un trabajo de conocer el entorno directo de nuestro equipo o individuo para acompañar mejor, con más base. Cada vez más con nuestros casi 3 años de experiencia nos convertimos en partners estratégicos de las organizaciones en las que aterrizamos.
Siguiendo con el acompañamiento en la transición personal, en estas sesiones, las individuales, como en la vida, aprendemos un montón de nosotros mismos, del comportamiento humano, de nuestras creencias limitantes y nos damos cuenta que el oficio de “coach” es mucho más que acompañar a un adulto en su camino de vida.
Para mí, es colocarte en un lugar de catalizador, ayudando al equilibrio, al progreso, a salir de ese pensamiento a veces bloqueador o cómodo que es tu “propio discurso”.
En realidad, los “coachs” no hacemos más que fluir, acompañar, dar forma a un camino que de otra manera también confluiría de una u otra manera. Hablamos su lenguaje de empresa, compartimos momentos que tal vez nosotros también vivimos en nuestro pasado corporativo. A veces parecemos magos, caminantes que gracias a herramientas de la PNL, la psicología humanista y positiva, la escucha activa, la sistémica o la Gestalt, u otras que inventamos… Nos acercarnos, no s abrimos para ayudar a mostrar y a ver lo que hasta ahora se muestra invisible.
Nuestra habilidad también está en “aterrizar”, “volar”, hacer vaciar emociones, deseos y a la vez llegar a concretar líneas de acción, reuniones postergadas, desanudar relaciones que no nos hacían crecer.
En Cataliza, nuestra diversidad nos hace crecer y reflexionar sobre dar sentido a nuestros productos para acercarlos a nuestros clientes. Este escrito es un intento de empezar a sistematizar lo que hacemos para acompañar las transiciones personales, para el bien de nuestros clientes, que ya empiezan a contarse por decenas.
Judith Aparicio
Socia
japaricio@cataliza.org www.cataliza.org