¿Cómo de claros somos comunicando al equipo?

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Sabemos que la no comunicación no existe porque no comunicar es otra forma de hacerlo. La ambigüedad, o dar la callada por respuesta es una forma de comunicar dejando que otros deduzcan la realidad. Puede ser una estrategia aunque muy arriesgada porque es dejar en manos de otros la interpretación de lo que sucede.

Y cada cual lo entenderá a su manera, y asociado a su experiencia y realidad propia.

Hay expertos que sugieren comunicar de forma reiterada. Repetir y repetir hasta la saciedad. Otra fórmula es atraer la atención mediante un “elevator pitch”, utilizando mensajes concisos y llamativos que despierten el interés para predisponer a querer saber más.

Hay gente que dice que los empleados no se creen del todo lo que sus líderes comunican hasta que no lo han escuchado al menos siete veces. Esto no es un axioma pero, sí, es cierto que una de las claves para una organización eficaz y saludable es que sus líderes se ocupen de comunicar de manera continuada y clara la dirección hacia donde va la compañía. Y hacerlo desde la convicción de que transmitir y compartir esa dirección va a lograr que los colaboradores se vuelvan partícipes y se sientan coprotagonistas de un proyecto global. Lo que denominaríamos dar un sentido a lo que hacemos.

Hace unas semanas, en una práctica que realizábamos con Cataliza en una dinamización de equipo en un cliente, al preguntar a cada miembro cuál era la contribución del área –su misión- a los resultados de la compañía, cada uno daba una respuesta distinta, que poco tenía que ver con la misión y visión expresadas por la compañía. Eso evidencia un problema de comunicación pero, sobre todo, una falta de claridad sobre la dirección hacia donde se va.  Sin claridad difícil es que exista cohesión.

Y es que la comunicación es más que transmitir palabras pretenciosas o buenas intenciones a través de un email, o en una reunión. Implica llevar transparencia a lo que decimos y coherencia a lo que hacemos -mensajes claros con acciones que concuerden con las palabras. Si un líder está pidiendo a su equipo que ejecute su cometido de manera satisfactoria, lo primero que debe hacer es ser muy claro en el criterio y en los resultado deseados. Vaguedad en la forma de transmitir junto con no saber lo que se espera provoca incertidumbre y confusión y, por tanto, fallos y pérdida de tiempo. La falta de resultados óptimos no siempre es consecuencia del comportamiento o a la actitud de los empleados. Claridad en la dirección y las prioridades facilita reunir a todo el equipo en torno a un objetivo común y que se avance sin vacilaciones, favoreciendo resultados más eficaces.

¿Cómo aplicar mayor claridad? Con un enfoque riguroso que cuestiona preguntas como: para qué estamos aquí, cómo nos comportamos, qué hacemos, qué es lo más importante en este momento, qué nos llevará al éxito, y que tiene que hacer cada uno. Y, fundamental, no hacerlo solo sino junto con el equipo.

1 comentario en “¿Cómo de claros somos comunicando al equipo?

  1. Estoy de acuerdo en parte: muchas veces damos por hecho que, con decir algo una vez o enviar un mail queda clara toda la información, lo cual provoca desinformación entre el grupo, pero opino que si se transmite una información, el mero hecho de transmitirla debería ser suficiente para que se la tenga en cuenta.
    Hay que ser claros en lo que transmitimos y hacer participar al grupo con sus opiniones, dudas y consultas pero cada uno de los individuos (o el grupo en su conjunto) deben tomar todas las precauciones para que la información que alguien se ha molestado en redactar, diseñar y distribuir sirva para algo.

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