Hace tiempo que algunos colegas de profesión me hablaban del Shadowing y mi curiosidad fue creciendo hasta, que gracias a un proyecto de Cataliza con un cliente, he tenido la oportunidad de vivirlo, junto a seis compañeros más.
Shadowing sería como hacer sombra a alguien. Estar cerca de él durante un determinado número de horas y, durante el proceso, aprender uno del otro, combinando un proceso de coaching con mentoring, observación y feedback sobre el proceso.
En mi caso, iba bien preparada. En la empresa en la que he trabajado este mes de Mayo vienen trabajando desde hace varios años en dinámicas de coaching y, su red de formadores internos, están habituados a entablar relaciones de coaching con sus “clientes internos” e incluso realizar procesos de coaching de varias sesiones.
Lo que me ha resultado más intenso de la experiencia ha sido la preparación previa, empapándome del negocio de esta compañía de éxito, y de la manera en la que combinan coaching con otras herramientas de comunicación y mejora de las ventas.
Durante los primeros pasos de nuestra relación, decidimos quedar para comer y dedicar 2 horas a conocernos, a realizar nuestra alianza de diseño de trabajo, marcar objetivos de desarrollo, y hablar de todo un poco y, sobre todo, del viaje que al día siguiente emprenderíamos juntos.
Bien temprano, por la mañana, iniciamos el viaje al establecimiento donde estaríamos trabajando durante unas 6 horas, para despues volver juntos de nuevo.
Durante el recorrido, mi cliente me contó lo que reflexionó durante la noche y las herramientas que quería probar y me señaló el tono en el que estaría durante el día: valentía, ganas.
Calculo que estaríamos juntos unas 15 horas. Teniendo en cuenta que un proceso de coaching ejecutivo al uso dura unas 7 sesiones, de unas 2 horas, resulta el equivalente del tiempo dedicado durante 5 meses, aproximadamente.
Lo que me pareció más interesante de la experiencia, que repetiremos durante 3 veces con una sesión de coaching telefónico de una hora entre sesiones, es lo intensa que se vive la relación y dar feedback al momento acerca de las habilidades que el coach pone a prueba.
Normalmente, en el mundo de la empresa no se tiene esta oportunidad y, en nuestro caso, todos los formadores que están participando lo están disfrutando muchísimo por su practicidad y utilidad.
El Shadowing que realizamos al ser a “formadores internos” se convierte en una supervisión de coaching. Así que, previamente, analizamos qué habilidades básicas observaremos y, posteriormente, las revisamos conjuntamente. El coach se muestra cercano pero no demasiado intervencionista.
A la empresa también le sirve para valorar los avances de cada coach y revisar los planes de desarrollo internos.
Veo aplicaciones de esta metodología en otros clientes con los que trabajo, y me encantó la vitalidad, dinamismo y utilidad de acompañar a otra persona durante su desarrollo profesional, trabajando el feedback y enriqueciendo su día a día.
Imagino que con directivos y mandos tambien se debe mostrar como una potente herramienta. Os animo a ponerlo en práctica.
Judith Aparicio