Cuestionarse cosas es síntoma de no dar nada por hecho y de que los escenarios donde nos movemos permanezcan abiertos a cambios.
Repetir errores, o incluso no haber aprendido de experiencias anteriores, resulta bastante frecuente para todos, incluso para los más “listos” de la clase.
Sin embargo, las organizaciones, y quiénes formamos parte de ellas, podríamos extraer conclusiones de nuestras experiencias introduciendo como hábito, a modo de reflexión, una pregunta tan simple como: ¿qué estamos aprendiendo de esta situación? Sigue leyendo