> Por Judith Aparicio.
La perspectiva de pensar ‘fuera de la caja’ nos permite un cambio de actitud transformador. En el primer capítulo, explicábamos a través de un ilustrativo ejemplo cómo el dejar de ver a los demás de una determinada manera nos lleva a resultados extraordinarios en las empresas.
Continuamos en este post con otro caso real, que nos permite darnos cuenta de la enorme capacidad de influencia que tenemos sobre las personas que nos rodean.
‘En los zapatos’ de nuestros empleados y colaboradores.
Arbinger dice ‘trabaja tus objetivos teniendo en cuenta a la vez los objetivos de tu equipo’.
No resulta fácil, pero es tremendamente fructífero. Cuesta implementarlo porque, por lo general, la persona que tiene empleados bajo supervisión está sobrecargada de trabajo y no se para a pensar cuáles son los objetivos de su equipo. Entiende que son los demás que se tienen que adaptar a él (o ella) y no al revés. Normalmente, estas situaciones ya se dan a edades más maduras de 35-45 años.
Un buen ejemplo fue lo que ocurrió en Sara Lee. Allí, yo tenía un jefe muy brillante, Santi Ruete. Él era el director de Recursos Humanos. A él le tocó gestionar el cambio que representaba la venta de toda una división, con fábricas y headquarters incluidos. Ésta englobaba primeras marcas de los segmentos de gran consumo de cuidado personal y del hogar, como eran Sanex, Cruz Verde o Ambipur, por citar sólo algunas de las más populares. 
Este hecho traía consigo consecuencias personales y laborales de largo alcance. Muchas personas iban a ser traspasadas y, la mayoría, despedidas. Se hacía necesaria una profunda reflexión antes de actuar, y Ruete así lo hizo.
Se preguntó a sí mismo si contaba con el equipo de Recursos Humanos adecuado y si éste estaba suficientemente preparado para llevar adelante el cambio necesario de forma exitosa. Resultaba del todo esencial mantener a jefes y empleados tranquilos, con capacidad para comunicarse con fluidez.
Decidió volcarse en su equipo de Recursos Humanos, del que yo tuve el honor de formar parte. Lo primero que hizo fue contratar en el staff una persona experta en outplacement, capaz de aconsejarnos y acompañarnos en el proceso a todo el equipo de Recursos Humanos. Después, nos proporcionó formación y herramientas de coaching para empoderarnos, para que nos sintiéramos fuertes y pudiéramos dar apoyo a jefes y compañeros. En ese momento, Ruete no pensaba en sí mismo, pensaba en todos nosotros. Casi todos íbamos también a ser despedidos, pero no había lugar para lamentaciones.
‘Escuchar con el corazón nos da la posibilidad de comprender las distintas realidades personales.’
En total, el proceso se alargó unos dos años. Pudimos negociar sin problemas con los sindicatos y se organizó un plan de recolocación al que se dotó de todos los recursos posibles. Una experiencia dura, pero interesante. Me di cuenta de que una de las claves para que todo saliera a pedir de boca había sido el poner el pensamiento en los demás, en lo que podían necesitar para allanarles un camino inevitable. Escuchar con el corazón nos dio la posibilidad de comprender las distintas realidades personales y cambiar la mentalidad nos permitió dar a cada uno la mejor opción.
Se trata de un gran ejemplo de gestión del cambio, basado en la confianza, con un líder de gran talla que supo anteponer los intereses de los demás a los suyos propios. ¡Gracias, Santi Ruete, por tan valiosas enseñanzas!
Éste es el segundo de tres ejemplos que tratan sobre el cambio de mentalidad en las empresas, cada uno de ellos visto desde una perspectiva distinta: como compañeros, como jefes y, en el próximo post, como clientes.
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